¿Es el cannabis beneficioso para nuestro cerebro?

Seguramente te hayas preguntado si consumir la planta que conocemos como “cannabis” es beneficioso o perjudicial para el cerebro. Responder a esta pregunta puede ser complicado, ya que hay muchos factores que influyen en los efectos de la marihuana. En determinadas condiciones esta planta podría perjudicarnos, pero en otras puede ser una forma de mejorar nuestras funciones mentales y de lidiar con muchas enfermedades incurables a día de hoy. Teniendo esto en cuenta, ¿qué beneficios y perjuicios tiene el cannabis para nuestro cerebro?

¿Por qué tiene efectos el cannabis en nuestro cerebro?

El cannabis afecta a nuestro cerebro acoplándose a determinadas células, denominadas receptores cannabinoides. El nombre que se les dio tuvo como inspiración la planta del cannabis, y el conjunto de estas células forman una red en nuestro cuerpo conocida como “sistema endocannabinoide” (SEC).

La planta del cannabis produce unos compuestos químicos (cannabinoides) que imitan a otros compuestos similares que el cuerpo humano produce naturalmente (endocannabinoides). Entre los principales cannabinoides se encuentran el tetrahidrocannabinol (THC), que tiene un efecto psicotrópico por su manera de acoplarse a los receptores cannabinoides del cerebro, y el cannabidiol (CBD), principal componente no psicoactivo de la planta.

Aunque los investigadores aún están trabajando en desvelar cómo afecta el cannabis a la mente y el cuerpo, se conoce que estos receptores localizados en diferentes partes del sistema nervioso central controlan:

• Funciones motoras
• Memoria
• Estado de ánimo
• Miedo
• Placer
• Dolor

Los receptores del cannabis también se encuentran alrededor de todo el cuerpo, apoyando la comunicación entre el sistema nervioso y el resto del cuerpo. Algunos expertos describen al sistema endocannabinoide como el más grande de los sistemas neurotransmisores en los humanos, lo que explicaría la cantidad de efectos del cannabis.

¿Es el cannabis bueno para el cerebro?

Como ya hemos mencionado, responder a esta pregunta puede ser complicado dada la gran cantidad de variables mediando los efectos del cannabis. Muchos estudios afirman que el cannabis puede afectar nuestras funciones cognitivas, como la memoria o el cociente intelectual (C.I.), aunque la mayoría de ellos tienen sesgos y limitaciones que hacen dudar de sus conclusiones. De todas formas, vamos a centrarnos ahora en los beneficios que el cannabis tiene para nuestro cerebro:

1. Control del estrés

Muchos cannabinoides de la planta tienen propiedades neuroprotectoras y antioxidantes, lo que significa que pueden ayudar al cuerpo a evitar el daño causado por los radicales libres.

Los radicales libres son compuestos inestables que proceden del oxígeno, la polución ambiental y los rayos UV del Sol. Cuando interactúan con las células o el ADN del cuerpo, les roba la energía y causan pequeñas acumulaciones de daño. Los antioxidantes son compuestos que neutralizan los radicales libres, previniendo a las toxinas de dañar las células y el ADN.

Debido a sus propiedades, se sospecha que la marihuana tiene la capacidad de proteger las células del cerebro del daño causado por estrés oxidativo. Gracias a ello, el cannabis ha mostrado ser efectivo en ayudar a pacientes de Parkinson y de Alzheimer a sobrellevar y mejorar sus enfermedades.

2. Anti-edad

Las propiedades neuroprotectoras del cannabis son prometedoras para la medicina del envejecimiento, pues algunos expertos definen este proceso humano como la acumulación de daño en el cuerpo. Los radicales libres y otras formas de estrés oxidativo serían algunos de los principales causantes de este daño.

Neutralizar el daño no es todo lo que la marihuana puede hacer, sino que la planta ha demostrado también promover el crecimiento de nuevas neuronas en el cerebro. Un estudio realizado en 2005 encontró que un cannabinoide sintético era capaz de estimular la neurogénesis en ratas adultas. Esta neurogénesis estaba relacionada con un aumento de efectos anti-ansiedad y anti-depresivos, ocurriendo principalmente en el hipocampo, estructura muy implicada en la memoria, la emoción y el sistema nervioso autónomo. Con ello, se conseguiría frenar los efectos perjudiciales asociados comúnmente al envejecimiento.

3. Prevención de traumas

Algunas startups farmacéuticas están investigando formas de fabricar medicamentos basados en cannabis que puedan prevenir el daño causado por conmociones cerebrales. Su interés se apoya en la idea de que el cannabis es capaz de reducir el daño causado en el cerebro por un evento traumático, que además tiene respaldo empírico. Todo ello gracias, entre otras, a sus propiedades anti-inflamatorias.

¿Es el cannabis malo para el cerebro?

La investigación sobre el cannabis y la salud cerebral es amplia y controvertida. Dependiendo de los intereses que haya detrás de las personas que investigan (y quien las financie), los resultados de los distintos estudios en torno a la planta van a estar sesgados a un lado o hacia otro. Adicionalmente, el punto central de este debate gira en torno a cómo el cannabis afecta al cerebro adolescente.

Las investigaciones han puesto su foco de interés en los potenciales efectos a largo plazo de un prolongado consumo en jóvenes, con cerebros aún en desarrollo. Al parecer, se sospecha que el cannabis tiene una mayor toxicidad para el cerebro adolescente que el adulto, y que efectos adversos como alteraciones en la memoria son más duraderos.

Sin embargo, ninguno de los diferentes estudios realizados sobre marihuana y adolescentes ha podido clarificar la respuesta al debate. Lo único que parece seguro es que los consumidores adultos se benefician más de la planta que los adolescentes en desarrollo, y que además las alteraciones cognitivas que sufren a corto plazo son menores.

¿Qué os ha parecido el artículo? ¿Sabéis algún beneficio más para el cerebro del cannabis o un perjuicio que queráis comentar? ¡No dudéis en dejar vuestras inquietudes en los comentarios!

La información presentada en este artículo está dirigida a fines útiles e informativos. No debe usarse ni como recomendación ni tratamiento médico.