El Museo del Cannabis Montevideo ya cumplió un año. El 9 de Diciembre 2017 mientras la legalización del cannabis en Uruguay cumplía 3 años de vida, el museo celebraba su primer cumpleaños y desde Hispaweed hemos querido compartir este acontecimiento visitando el lugar para sentir lo que se puede ver, tocar, oler, probar, oír y contarlo a nuestros lectores.……
Sus creadores definen al Museo del Cannabis Montevideo (MCM) como un espacio de promoción de la diversidad donde se cultivan todos los sentidos en torno al cannabis: la vista, el tacto, el olfato, el gusto y el oído. Y consiguen que de su visita uno salga convencido de que los usos y productos de la planta de cannabis son “inabarcables”. Según se concluye de la exposición, la planta de cannabis es la que más usos ha proporcionado al ser humano a lo largo de su historia.
Integrado en el circuito global de museos de esta misma temática, como son los Hash Marihuana and Hemp Museum de Barcelona y Ámsterdam, de los cuales recibieron desde capacitación hasta algunos objetos, el Museo del Cannabis Montevideo se ha nutrido de una variada colección de objetos de varias épocas gracias a donaciones y regalos sumados a adquisiciones de todos los rincones del mundo.
En este espacio abierto tanto a quienes quieren fumar como a quienes no fuman, se respira libertad, paz y armonía y prevalece un objetivo omnipresente: informar sobre el disfrute y buen uso desde el cuidado de la salud en un ámbito cultural donde se trata de forma idéntica a hombres y mujeres, heterosexuales y homosexuales, gente de todos los credos y razas.
Huerto urbano en el corazón de Montevideo
El Museo es un jardín botánico en pleno centro, un punto de encuentro de los urbanitas con la naturaleza, ”las ciudades pueden reverdecer” dicen…. En su jardín se imparten las clases teóricas y prácticas con un contacto directo con la planta. La intención es que los asistentes sean capaces de reconocer ejemplares de ambos sexos e identificar las tres subespecies: cannabis sativa sativa, cannabis sativa índica y cannabis sativa ruderalis.
Se trata de un museo vivo donde se reciclan los residuos, se hace compost y se cultiva una huerta orgánica de azotea, con diversas plantas nativas importantes culturalmente. Ello constituye una muestra de que en plena ciudad se puede crear y cuidar un huerto urbano que proporcione productos de calidad a un mercado cercano y local.
Algunos objetos destacados
La sala principal exhibe una línea del tiempo donde se resume la historia del cannabis. Diversos artículos históricos relacionados con el cáñamo se exponen recordando sus diversos usos industriales tanto como alimento, bioplástico, celulosa para papel, textiles, medicina, biocombustible, biomasa y forraje, entre otros.
Destaca por ejemplo una rueca de Holanda del siglo XIX cedida por el Hash Marihuana and Hemp Museum de Ámsterdam, prendas de cáñamo aportadas por la Fundación Hempstead Project HEART, que trabaja con cáñamo en las comunidades de pueblos de americanos nativos en Estados Unidos, velas de las primeras embarcaciones que existieron, cuerdas que se usaban para cazar mamuts, papel de cáñamo venido de China……
Una gran vitrina central también reúne diversos envoltorios y envases de medicinas a base de cannabis rodeada de laminas explicativas que informan sobre las propiedades medicinales de la planta. En otros tantos estantes, se encuentran además de recipientes con aceite de cannabis o cremas, utensilios médicos como vaporizadores o una guía médica orientativa.
Tecnología y cultura
Investigación y tecnología están presentes en el Museo del cannabis Montevideo. Concretamente, se pueden ver varios elementos construidos con bioplástico material resultante de los residuos del cáñamo, cuya resistencia y durabilidad lo convierten en un serio competidor de la fibra de vidrio. Es el caso del interior de una puerta de automóvil hecha de este material que esta expuesta en el museo.
Pero el museo es también un club cultural donde se genera debate en torno a la música, artes plásticas y se realizan diversas actividades en el ámbito del arte, la ciencia, la tecnología o la filosofía.
Además otra sorpresa aguarda a los visitantes….. La casa que aloja el museo fue sede del club de fútbol Mar de Fondo…. Y también de la buena música….Según sus creadores, desde hace 50 años, el buen uso del cannabis y la música han ido de la mano y por ello han hecho de la música un aspecto central del lugar, no solo por su ubicación en el corazón del candombe, música típica de este barrio uruguayo sino por haber sido un lugar muy frecuentado por el músico popular uruguayo más importante del siglo XX: Eduardo Mateo además de otros músicos igualmente relevantes como Jaime Roos, los hermanos Fattoruso, Mariana Ingold entre otros.
El visitante también se podrá llevar una impresión de cómo el cannabis influenció a la literatura. Se encuentran menciones a Francia donde en el siglo 19 se creaba el club de comedores de hashís, club en el que un conjunto de literatos y artistas célebres se reunían una vez por mes para explorar la creatividad en un estado alterado de consciencia.
Baudelaire, Honoré de Balzac o Eugène Delacroix, cuyo cuadro las mujeres de Argel (1834) muestra a dos argelinas consumiendo cannabis en una pipa de agua, formaban parte del club de consumidores de hashís de París.
En América Latina, Diego Rivera y Frida Kahlo son ejemplos de artistas que interactuaron con el cannabis.
El Museo de Cannabis Montevideo cuenta también con una biblioteca con libros, revistas y material audiovisual de divulgación.
Respecto al programa de actividades por las noches hay espectáculos musicales, cafés filosóficos e intercambios culturales de entre los cuales según el director del museo Eduardo Blasina comentaba al diario La Nación, uno de los más interesantes es el ocurrido con representantes de la comunidad mapuche. Estos compartieron sus profundos conocimientos sobre las plantas y sus usos.
Dando su lugar a la ciencia en el museo del cannabis Montevideo
Eduardo Blasina con quien no pudimos obtener entrevista es además fundador de este proyecto. Para este ingeniero agrónomo vinculado desde hace años con los esfuerzos por despenalizar y regular el cultivo de cannabis en Uruguay, analista del mercado agropecuario, dirigente de la consultora Blasina & Asociados, conductor del programa Tiempo de cambio en Radio Rural, y columnista en El Observador, además de socio de Simbiosys empresa encargada de producir cannabis en Uruguay, entre otras,
“es bueno que el visitante conozca que el Cannabis tiene miles de años siendo cultivado y que tiene muchos usos”
según hemos podido leer en el blog Semillas de marihuana.
Una dirección tan cualificada es una importante garantía para asegurar que la experiencia en el museo nos traslada a la realidad y actualidad del mundo del cannabis a través de su historia. En este espacio además defienden que la ciencia está investigando muchas áreas médicas relacionadas con el uso del cannabis, a saber Glaucoma, Epilepsia, Fibromialgia, Esclerosis múltiple, cáncer, entre muchas otras dolencias.
A su vez el cultivo de cannabis abre puertas en materia de investigación agrícola. El riego, biotecnologías como la micropropagación, el uso eficiente de energía solar y el control biológico sin uso de pesticidas son algunas de las áreas que se abren de la mano de la producción legal de cannabis.
Un precio asequible de 200 pesos (7 dólares) y la posibilidad de concertar visitas guiadas permiten acercar el amplio mundo del cannabis a todo tipo de visitante en este espacio que en temporada alta es visitado por más de 600 personas al mes. El perfil del visitante es muy variado y según comento Eduardo Blasina en el diario La Nacion “Llegan viajeros de Australia, Hong Kong, Finlandia, Sudáfrica y Latinoamérica, además del público local que nos visita asiduamente”.
La visita se puede complementar con una parada por el “mate bar” y el restaurante, donde se podrá disfrutar del sabor de algunas de las plantas mas emblemáticas.
Finalmente en la tienda, vemos artículos artesanales y representativos -en apariencia- de culturas milenarias.
Entre las áreas de expansión, se prevé la apertura de un hostel exclusivo y se exhibirán elementos que tengan que ver con la elaboración de alimentos a la espera de que se liberen para ser servidos en el museo, principalmente pastas.