Brasil busca legalizar el cannabis y con ello optar a convertirse en el mayor mercado de cannabis de América Latina en el largo plazo. Sin embargo, los reguladores están tardado demasiado en implantar y ampliar el programa de cannabis en Brasil mientras hace unas semanas cientos de personas marcharon por las playas de Ipanema reclamando la legalización del consumo de cannabis.
El pasado 8 de mayo, bajo el lema “Río no necesita intervención, pero sí legalización” la playa de Ipanema vio marchar a unas mil personas que fumaron cannabis y mostraron enormes envoltorios que simulaban cigarros de cannabis para exigir su legalización. Entre los participantes también se encontraban familiares de pacientes que reclaman la legalización del cannabis medicinal y es que en la actualidad se pueden importar medicamentos de derivados de cannabis pero no se pueden producir en el país. El lema de la concentración hacia referencia a la intervención en el área de seguridad de Río de Janeiro decretada a principios de este año por el gobierno del presidente Michel Temer.
El ex-ministro de Medio Ambiente Carlos Minc uno de los partidarios de esta legalización marchó en medio de numerosas pancartas en memoria de Marielle Franco, la concejal de izquierdas que denunciaba continuamente la brutalidad policial y fue asesinada en marzo pasado junto a su conductor.
Una población de más de 200 millones proporciona a Brasil el potencial de tener uno de los mayores recuentos de pacientes de cannabis medicinal del mundo. Su fortaleza agrícola lo sitúa como uno de los mayores productores del mundo mientras su sólida industria farmacéutica podría ser la base sobre la cual construir la industria del cannabis.
En 2014 un reducido grupo de familias obtuvo autorizaciones especiales de ANVISA (Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria) para tratar a sus hijos afectados de epilepsia refractaria con aceites CBD iniciándose así las primeras importaciones de cannabis medicinal. Sin embargo no existe una red de comercialización de farmacias o dispensarios lo que lleva a los propios familiares de pacientes a tener que comprar e importar sus productos prescritos, generalmente vía internet. Debido a que estos productos se consideran medicamentos no registrados los pacientes deben obtener la autorización de ANVISA para importarlos para lo cual previamente necesitan una receta de su médico y un informe escrito que justifique la necesidad, además de firmar un documento en el que reconocen la falta de pruebas concluyentes de la eficacia de su tratamiento. En base a ello reciben una autorización con validez de un año y renovable anualmente.
El mercado brasileño se encuentra en su infancia con una tendencia positiva y cierta apertura en los últimos años. Para ello, la administración pública ha creado un grupo de trabajo para debatir sobre el cannabis medicinal con funcionarios brasileños de distintos departamentos y aprender de las experiencias internacionales. Los más optimistas esperan que de ello nazca una nueva resolución de ANVISA y que se cree un marco regulatorio completamente nuevo que traiga más oportunidades al sector.
Y es que como ya señalamos, el marco actual solo autoriza a los pacientes específicos a importar cannabis medicinal para su propio uso mientras las empresas no pueden ni importar ni distribuir productos de cannabis. Los tramites también pueden ser realizados por los hospitales y las asociaciones de pacientes en su representación en las cantidades limitadas a lo permitido para cada paciente individual autorizado por ANVISA.
La actualización de la lista de los productos más frecuentemente importados publicada en diciembre de 2016 por la agencia muestra que todas las importaciones hasta la fecha fueron aceites de CBD con poco o ningún contenido de THC a pesar de estar permitidos los de mayor concentración de este compuesto. Una de las ventajas de los productos listados es que el tiempo de aprobación para los pacientes es más corto. En enero de 2017, Sativex (bajo el nombre Mevatyl) fue aprobado como el único medicamento de cannabis registrado en Brasil.
El cultivo también debe ser autorizado por ANVISA, entidad que a la fecha no lo ha autorizado aun de forma extensiva. Sin embargo una organización de pacientes y unas pocas familias han obtenido ya autorización vía judicial para el autocultivo de su propio cannabis en Brasil.
También existe un reducido número de autorizaciones de importación de cannabis para investigación científica incluso en forma de flor, como es el caso del obtenido por Canopy Growth, compañía que importó cannabis desde Canadá para este propósito.
Según información recopilada en distintos medios entre 2016 y principios de 2018 se otorgaron más de 4,000 autorizaciones de importación, cuya validez es de un año.
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