Esta semana se publicó un esperado proyecto de reglamento de cannabis medicinal en Perú . Ahora estará expuesto al público por 90 días para que los interesados aporten sus comentarios. Los pacientes ya han expresado su malestar ante este proyecto por las restricciones a los tratamientos que se imponen.
Esta semana, el Ministerio de Salud (Minsa) publicó el proyecto de reglamento de la Ley 30681 que regula el uso medicinal y terapéutico del cannabis y sus derivados, para que durante un plazo de 90 días los interesados puedan plantear observaciones, sugerencias y comentarios.
Esta propuesta, formulada por una Comisión Multisectorial del Minsa creada para este fin, se publica a los seis meses de la promulgación de la mencionada ley por el ex presidente Pedro Pablo Kuczynski. En ella se establecen los lineamientos para la emisión de licencias de investigación, producción, comercialización, importación y consumo de los medicamentos derivados del cannabis incluyendo la prescripción médica, la adquisición, almacenamiento, custodia, dispensación y control de derivados y productos terminados del cannabis. Define también a las autoridades de control competentes.
La comisión encargada de la redacción incluyó a representantes de los ministerios de Salud, Agricultura y Riego, Comercio Exterior y Turismo, Devida, la Policía Nacional del Perú, entre otros.
La reglamentación establece también una lista de productos autorizados para su importación por los establecimientos autorizados para ello por la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid). Entre ellos se incluyen aceites, resinas, tinturas y extractos, así como derivados sintéticos del cannabis.
El texto recopilado en la Resolución Ministerial 435-2018/MINSA se puede leer en este enlace. Las sugerencias, comentarios y/o aportes de la ciudadanía o entidades públicas y privadas deben ser enviadas al correo webmaster@minsa.gob.pe.
La propuesta establece un registro nacional de pacientes usuarios y un registro nacional, a cargo del Instituto Nacional de Salud, de personas naturales o jurídicas importadoras y/o comercializadoras autorizadas para producir, importar o comercializar los derivados del cannabis, listado de las instituciones autorizadas a investigar el cannabis y sus derivados y de entidades públicas y laboratorios registrados.
Solo los establecimientos farmacéuticos autorizados (entidades públicas y laboratorios autorizados) certificados por Digemid podrán acceder a las licencias de importación, comercialización y/o producción. Respecto a la investigación, se reservan las licencias a universidades e instituciones de investigación.
El texto prohíbe la promoción y publicidad de cannabis y sus derivados, tanto en formato de muestra médica o de envases de tamaño original para obsequio.
Finalmente, propone una serie de medidas de control y fiscalización que abarca las actividades para la obtención de la planta del cannabis y sus partes desde la semilla, siembra, manejo, cosecha y post cosecha, hasta la obtención de un derivado de esta planta, su proceso de manufactura y envasado hasta llegar al producto terminado, entre otros.
El reglamento establece que las preparaciones de cannabis medicinal no pueden tener más de 0,5% de tetrahidrocannabinol (THC). Además no se contempla el autocultivo, una forma de personalizar el tratamiento según los movimientos en defensa de los derechos de los pacientes los cuales no están satisfechos con la reglamentación y así lo han mostrado en los medios.
En el caso de Buscando Esperanza, su representante Aydé Farfán señaló en los medios que las dosis que actualmente necesitan sus hijos son personalizadas y les preocupa que los productos importados no tengan eficacia.
Además las organizaciones Purpley Joy y Mamá Cultiva Perú mostraron su descontento por no haber sido atendidos por el Minsa para que se tome en cuenta sus experiencias con el uso del aceite de cannabis, tras meses de intentarlo. Ante ello, César Cabezas Sánchez, jefe del Instituto Nacional de Salud (INS) e integrante de la comisión multisectorial del Ejecutivo encargada de elaborar el reglamento respondió mediante declaraciones en prensa que los interesados podrán revisar el documento y brindar sus aportes, los cuales se incluirán en la versión final del reglamento. Y ante la necesidad urgente de pacientes necesitados del tratamiento, comprendiendo que estos no pueden permitirse esperar a que se implante la producción a nivel nacional, Cabezas defendió la opción de importar los productos. Sin embargo esto resulta inviable para muchas familias por su elevado coste. Es el caso de la representante del colectivo Purple Joy, Juana Olazábal quien padece epilepsia refractaria. Importar aceite llega a costar hasta US$300, algo que la mayoría de pacientes no podría pagar.
Francesca Brivio, otra activista y usuaria indirecta de cannabis medicinal, explicó que las limitaciones de la reglamentación no hacen posible que pacientes con dolor crónico, esclerosis múltiple, Alzheimer o cáncer, entre otras enfermedades, puedan tratarse. En su caso particular, el aceite que le ayuda contiene entre un 3% y 5% de THC, algo no considerado en la nueva reglamentación. Así se ve obligada a seguir acudiendo al mercado negro.
Buscando Esperanza, reúne a más de 300 pacientes entre los cuales se encuentra la hija de Aydé Farfán, paciente de epilepsia refractaria que utiliza cannabis medicinal para mejorar su calidad de vida.
Estas organizaciones demandan la regulación del autocultivo o cultivo colectivo regulado por el Estado y para ello están dispuestas a que les vigilen ya que en palabras de Aydé Farfán “no tenemos nada que ocultar y pedimos que no nos acusen de narcotraficantes”.
Otra preocupación que afloró esta semana y que podría predisponer aun mas a estas asociaciones de pacientes a que sus producciones puedan ser controladas es la de la creciente presencia de cannabis transgénico y su mayor potencia. Así lo hizo notar la Comisión Nacional para el Desarrollo y vida sin Drogas Devida en voz de uno de sus especialistas Eduardo Cruz. “el cannabis transgénico tiene mayor potencia adictiva”.
Esta conclusión se basa en el análisis de unos plantones de cannabis hallados por la Policía Nacional en el distrito de Sayán, Huaura, cuyo elevadísimo nivel de THC lo hace mucho más adictivo.
Frente al uso medicinal del cannabis, Devida resalta que el cannabis no cura enfermedades ni soluciona de manera total los problemas presentados. Se trata de un paliativo, un tratamiento para mejorar la calidad de vida.
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